Si el arte no lo llevas en las venas y en el corazón, no puedes considerarte un artista. Si la búsqueda por la innovación no la llevas en el cerebro nunca podrás ser el mejor.
Stéfano Alcantara, un joven tatuador "made in PERÚ", está evolucionando con su arte de manera imparable. Sus últimos diseños, que van más allá del hiper-realismo, están cobrando vida en la piel de personas dispuestas a inmortalizar un distintivo eterno, momentos que en alguna etapa de su vida fueron importantes, recuerdos, tributos, religión, locura. etc; Stéfano puede reflejar este subconsciente interior de las personas en sus obras y dejar su arte en el eterno lienzo del cuerpo.
Autodidacta en el tatuaje, diseñador gráfico de profesión y millones de horas de entrega a su trabajo lo han convertido en el mejor tatuador del medio y uno de los mejores en el mundo, si no el mejor en la actualidad, algo que demuestra con cada uno de los premios que está ganando en las convenciones que participa.
Hoy, se encuentra evolucionando en US, mostrando lo mejor de su arte. Pronto estará por Perú y podremos hacerle algunas fotos mientras inmortaliza alguna pieza en la piel.
Sus credenciales:
Stéfano tiene en su linaje familiar la mayor influencia artística clavada en las venas; siendo su bisabuelo, José Alcantara de La Torre, su mayor referente en el arte; el primer dibujo que Stefano realizó es justamente una reproducción de un cuadro hecho a pluma por su bisabuelo, algo que recuerda con gran devoción.
Para Stéfano la familia está por sobre todo y para su familia Stéfano lo ha estado siempre, contando desde el comienzo con el apoyo de sus padres; hoy, les puede retribuir con creces todo lo que ha logrado siendo siempre motivo de orgullo para ellos.
Desde que tiene uso de razón despertó en él el interés por dibujar: "desde niño dibujé y recuerdo que gané un concurso a nivel de todo el colegio, estando aun en primaria; es ahí donde me di cuenta que tenía algún talento especial".
Su familia está llena de artistas, algunos no se dedican por completo a esto pero él ha podido entregarse íntegramente al arte, en la actualidad al arte de tatuar; no deja de lado la idea de volver a hacer cuadros y retomar esto con fuerza.
A eso a lo que llamamos propio:
Pocos saben que Stéfano es diseñador gráfico de profesión, pero se involucró en esto tan solo un mes desde el día en el que se graduó: "este tiempo fue suficiente para saber que prefería trabajar con las manos a estar sentado frente a una computadora". Decisión que hoy no duda en contar ya que fue el comienzo de toda esta dedicación y evolución en el tatuaje.
Su primer tatuaje se lo hizo a su gran amigo MAUI: "era una pirañita delineada nomas, me demore 2 horas creo, jaja, ahora me demoraría un minuto y tomando mi tiempo jajaja", comenta con gran gracia.
Sus influencias van desde pintores hasta tatuadores, pero es sincero al decir que aprende día a día: "me influyo cada día de las tendencias que varios van tomando, las absorbo y la aplico a mi manera. No tuve la suerte de tener un maestro, quizás eso me hubiera ayudado a llegar más rápido a donde estoy ahora, en esa época en Perú no había de quien aprender, recién éramos pocos los que empezábamos, así que empece simplemente tratando y haciendo lo mejor que podía".
El primer tatuaje que él se hizo fue la cara de Jesucristo, algo de connotación y denotación indefinida, como él mismo dice: "el significado es amplio".
Stéfano demuestra en su humildad la grandeza de un artista nato, como todo ser que entiende la evolución de la vida sabe que la práctica es lo que le está llevando a ser considerado uno de los mejores tatuadores en la actualidad.
Secretos de estudio:
Comenzó tatuando todo tipo de estilo: tradicionales, biomecánicos y durante años el NEW SCHOOL(estilo que disfrutaba tatuar); comenzó a hacer retratos en blanco y negro hasta que llegó a su impresionante técnica del hiper-realismo. Observando como otros artistas hacían retratos y todo tipo de realismo a color, decide involucrarse más en esto y llevarlo a otro nivel; nivel con el cual está ganando la mayoría de concursos en los que participa.
Sus piezas tienen en el color una intensidad y saturación única, siendo esto algo que llamó mucho mi atención al ver sus últimos trabajos: "Gracias por lo de la intensidad, en realidad eso es lo que quiero transmitir; que cada pieza transmita algo y si los colores se ven así es una exageración aveces una adicción de mi parte para dramatizar la imagen".
Para Stéfano toda parte del cuerpo es tatuable y ya nada le parece raro de tatuar: "antes se le decía raro ahora se le dice divertido jajaja".
Su arte lo llevan muchos músicos, actores y modelos peruanos, argentinos, colombianos, etc. "Ahora en USA también músicos de varias bandas de Rock y actores. No menciono nombres para no olvidarme de alguno jeje". Pero lo que más satisfacciones le está dando - y se vienen muchas mas-, es tatuar a tatuadores muy famosos, que fueron una inspiración para él y que solo veía desde Lima en revistas ó libros: "ahora los conozco y muchos de ellos son mis amigos".
Todo este aprendizaje lo ha llevado por muchas partes del planeta, siendo la más devota a los tatuajes la cultura estadounidense: "aquí vez coleccionistas que no existen en otra parte del mundo, son como coleccionistas de arte; muchos muy respetados entre los tatuadores. Son personas que gastan mucho en vuelos, hoteles y sesiones por tatuarse con un solo artista".
Siendo una persona tan natural, Stefano menciona algo importante al momento de tatuar: "las conversaciones que tengo con los clientes mientras tatúo han marcado mucho en mi vida". Llega a convertirse en una especie de "psicotatuador" durante el tiempo que dure la sesión: "esto es totalmente y definitivamente cierto, el hecho que una persona confíe su piel de por vida definitivamente marca y genera confianza".
"Me gusta la música que pueda cantar en realidad, jajaja, eso me relaja. Pero en el nuevo estudio que estoy trabajando, LAST RITES en NY, Paul Booth dueño del estudio tiene toda una teoría de la concentración mientras se pinta o tatúa, así que ponemos música ambiental sin contenido".
El ritual:
Algo íntimo es el momento en el que una persona con sentimiento prepara su entorno para comenzar a crear: "el armar mi mesa y preparar mis máquinas es un ritual realmente, a veces me demora una hora". Sus "pinceles de metal" no llevan nombre pero son las extensiones perfectas de su arte.
Introspección:
La sensación de tatuar, para Stéfano, al comienzo de su carrera era distinta a la que es hoy: "antes era dibujar, hacer algo bonito , estético". Hoy todo es distinto, Stefano es muy solicitado entre los amantes de este arte: "ahora ha mutado totalmente la sensación: es una sensación de respeto de mis clientes, a mí; muchos de ellos eternamente agradecidos. Subir de nivel crea otra atmósfera en el cliente, a parte que conseguir la cita no es tan fácil ahora y muchas veces de meses de espera". Todo despierta dentro de uno en algún momento y en este preciso tiempo Stéfano está llegando a una conexión elevada con su arte: "por otro lado me concentro mucho, recién estoy alcanzando la concentración de cuando pinto y al final siento alegría, a veces hasta orgullo".
Tatuar es su vida y pasión; es también lo que le ha llevado a realizarse como persona y profesionalmente al 100%.
Muchos han oído de él pero no tienen idea de los sentimientos y actitudes de Stéfano, el amor y valor que le da a su familia; los recuerdos y admiración a su bisabuelo los lleva tatuados en la memoria, el cariño y aprecio a sus amigos; pero sobre todo ese valor humano invaluable llamado humildad que pocos en su nivel tienen. Stéfano accedió a esta entrevista vía Facebook desde el momento en el que me contacté con él, agradezco su interés por participar en este blog y su amabilidad por responder de manera inmediata a las preguntas. Un gran corazón es el que tiene y sobre todo el amor por su arte.
Cierre:
"Los tiempos evolucionan y a parte de pintar cuadros también uso pinceles de metal y mi lienzo es la piel... como diría un amigo , pintamos en el lienzo mas caro del mundo" Stéfano Alcantara.
Texto: Carlos Fonken
Fotos: archivo personal Stefano