Toda esta ilusión óptica, que es en realidad de lo que la imagen trata, la aprendí de un gran ser de luz, un gran maestro; al cual le debo todo lo que hoy puedo hacer con la imagen. Mi gran amigo y maestro Arturo Cassalino.
El tiempo siempre lo tendrá en los corazones de todos los que lo conocimos y aprendimos de él.
Está imagen no es una mañana de neblina, típica del invierno de Lima, es una simple mañana lo único que tienen que hacer es abrir la entrada de luz al máximo, saturar y aclarar.
Foto: Carlos Fonken
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