Cuando vi este filme no esperaba encontrar en su fotografía, una de las mejores muestras de imagen que he visto; desde la composición de los colores, formas, perspectivas, ángulos, todo es digno de la perfección.
Tim Suhrstedt, director de fotografía, logra captar el viaje de esta peculiar familia de una manera extraordinaria; para todos los que gustan de imagen recomiendo estudiar los planos que se usan; sus planos cerrados y sobre todo los abiertos nos permiten ver la dimensión en la que se puede utilizar la imagen en el recorrido visual, esta al juntarse con un gran guión logran capturar al espectador de manera fabulosa.
La semiótica está utilizada en todas partes, una muestra muy clara es el color de la furgoneta amarilla en la que se transportan los personajes, en relación al mismo nombre del filme. El uso de los colores en sus distinto tiempos es otro de los puntos que podemos resaltar, los fríos, cálidos y neutros combinan perfectamente hasta con los sentimientos mostrados.
La fuerza de la imagen en sus escenas es una excelente muestra de no necesitar grandes efectos modernos, que muchas veces son buenos pero no reales, para tener imagen pura y buena.
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